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16 de diciembre de 2025

Semilla

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La victoria dura un instante, un segundo, y siempre es efímera. Los fracasos, por el contrario, reviven de forma constante, moldean tu mundo, son heridas que no se curan. Vivir persiguiendo una fugaz gloria es una forma ridícula de tirar tu tiempo a la basura. Pero es que eso tiñe de roja mi sangre negra, me iguala por capacidad a quien cree que es solo una lágrima en la arena, me avala ante quienes más que mérito ven deshonra, me hace sentir útil, valioso, y no otra oveja descarriada. Buscar ese sosiego tan perecedero me hace dar una patada adelante a todo mi tiempo. Autoconvencerme que allí está el verdadero objetivo. Que, si este aún no me has reconocido, en el siguiente apareces seguro. Porque esa es toda mi carrera contra el destino: mostrarte en qué me he convertido. Hacerte partícipe de la semilla que enterraste en mí cuando nuestros cuerpos por primera vez fundimos. Que soy lo que soy gracias a que he crecido, aunque sin el agua salada que por tus mejillas resbalaba no hubiera germinado. Porque de haberme quedado, de haberme amarrado, me hubiera convertido en un tirano. No te hubiera merecido. Es lo poco que de esta montaña rusa he aprendido: que por ti intento ser mejor, labrar un camino. Para no decepcionar dos veces a quien me vio como único. 


Gregorio S. Díaz "Semilla"




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