Mi puta Karen. Eso has sido todo
este tiempo, eso estás condenada a ser. Mi jodida Karen. Quien me tiene el
corazón cogido por los cojones. A quien deseo, por muchas camas que pruebe, por
muchas almohadas que ahueque, por más besos que robe y por más tetas que
escale. Mi puta Karen. Y eso que poco tengo del loco de Moody, yo me escondo
entre las palabras que digo y las que escribo, pero entiendo lo que siente cuando
al llegar la noche, se siente solo ante el vaso de whisky. A ese que por más casas
en las que despierte, solo llama casa donde está ella. Quien se mete en líos y
no es un cobarde. Que no huye y lucha. Que sigue y sigue. Que pierde y vive
perdiendo. Joder no, yo no soy ese tipo. Pero tú si que eres esa Karen. Dándome
la vuelta y mandándome a la mierda tantas veces como la he cagado. Teniendo
peleas, juicios y fiestas. Colgándome de las piernas de la primera que a mí
estuviera atenta. Mintiendo por corridas en otras bocas y por apuestas locas.
Yo no soy ese tipo, pero tuve algo de él, un día. Y a ti, Karen, Moody siempre
vuelve. Y a mi me falta el valor para llamarte. A mí sí que me importan esos Bill
y Batesy. Eres mi jodida Karen, pero yo no soy tu asqueroso y loco Moody. Por
eso yo no insisto, por eso tú no vuelves.
Gregorio S. Díaz "Karen y Moody"