Con la tecnología de Blogger.

19 de noviembre de 2017

Te quedarás ahí.

0 comments
De ninguna manera posible. Es un hecho, que ya no encuentro ninguna. Así que supongo que te quedarás ahí. Paralizada en mi mente. Muerta en el recuerdo. Eterna en el tiempo. Al igual que los otros ángeles con los que, tras un pupitre, soñé y nunca tuve. Que se esfumaron con el humo de la vida, que poco a poco se desliza hacia arriba, y con el cigarro de mi perezoso cuerpo. Se quedarán tus ojos verdes tan dentro de mí, que su brillo me valdrá para durante mil días escribir, cuando la nostalgia, la soledad y la maldición de la rueda que nunca se para y siempre gira, avanza, me llene el alma de lágrimas y el corazón de fúnebres tinieblas. Cuando tenga esa sensación de haberte perdido, como siempre lo he hecho: huyendo. Sacando la toalla blanca antes de intentarlo. Siendo el cobarde delincuente que, entre calles sucias y raído por el frío, entre cartones yace inerte. Por haberme quedado, como de costumbre, de pie, quieto, agachando la cabeza durante los pasos de mi camino. Tienes que tener por seguro que no olvidaré fácilmente tu pálida cara, ni tus orejas, que sobresalen por el pelo, sonrosadas. No será difícil evocarte cuando la barba y la ropa hecha jirones me moleste y el paladar a vómito me amargue. Cuando escuche el grito y la agonía, cada tarde y cada noche, de quien quise por miedo a no querer, y de quien tuve por miedo a no tener más. A no volver a agarrar. Con quien, por pérdida del sentido y la noción de la realidad, me sostendré para no tener que sentir cómo las horas se van y no hago nada. Será, simplemente así, ángel. Tus alas no batirán cerca, trayéndome vientos nuevos. De cambio. Te quedarás ahí y no forjaremos nada. Enseñarás, serás lo que yo. Pero no seremos dos.

Gregorio S. Díaz "Te quedarás ahí" 

No hay comentarios:

Publicar un comentario