Y jamás me hundiré. Saldré a flote aunque tenga que nadar
hasta la orilla, dejándome en cada braza un segundo de mi vida, aunque muera en
el intento. No habré muerto en vano. Y lo haré por mí y por mi felicidad, por
la de los que quieren, si es que existen, por la de los míos, que esos sí que
están ahí aunque no les pida ayuda.
Porque todo lo que entra sale, porque ya seguimos caminos
diferentes a pesar de haberlos tenido juntos y tan cerca durante mucho tiempo,
y a mí ya no me parecerá la primera, ni la única, ni siquiera será recordada
como alguien especial. Ella será otra más, una de las tantas que han pasado por
mi corta vida, una más tan solo. Porque al fin y al cabo tenía razón, todas son
como ella, ella es como todas. Para encontrar la excepción hay que buscar más
allá del universo mas no me importa buscarla eternamente. Es un motivo por el
que vivir ¿No?
Y voy a ser como siempre he sido, no volveré a actuar contra
mis principios bajo juramento conmigo mismo y para mí eso es algo más que un
trato con el mismísimo demonio. Volveré a ser el tipo que era y que nunca debió
cambiar, por nada ni nadie. Y siendo como soy de verdad, sin falsedades, ni
apariencias, ella aparecerá, dará vida a mi vida, ilusión a mi corazón, me dará
lo que nadie me dio, porque me quitará la espina clavada en mí alma, me hará
conocer de verdad el amor, aunque no conozca aún su paradero.
G.S. Díaz "Cuatro verdades"