Cerrar los
ojos. Escuchar cosas que no existen: la tranquilidad del mar cuando está en
calma. El viento que azota con fuerza las copas de los árboles. El canto de los
pajarillos, luchando por sobrevivir. Palabras que fueron dichas y que ya sólo
son ecos del tiempo. Risas inconfundibles que parecen haberse eternizado. El
silencio de unos ojos que se miran a matar, tanto que se ven lo que tienen
dentro. Mejor apartarse de la realidad. Esa que tiene millones de caras y que
son difíciles de modificar. Mejor dejárselo todo a la imaginación. Que ella se
expanda por donde quiera, como quiera. Que busque miles de líneas temporales
que podrías haber vivido como realidad, y que no lo son. Y que en cada una que
mentalmente vivamos, vayamos de la mano.
Gregorio S. Díaz "Imaginación"