Qué frío es este calor, sin ti.
Qué vacía ahora se encuentra esta triste habitación. Qué grande se ve una cama
en el que apenas entra una persona pero que durante un tiempo reformamos y fue
para dos. Qué bella es tu ausencia, ella al menos me trae tu recuerdo, con el
que abraza por detrás y limpia mis heridas de guerra que surcan las trincheras
de mis mejillas. Qué vacías a veces, suenan unas palabras. Que poco consuelo
tiene el desconsuelo. Qué sinceras son las gotas del corazón que salen por los
ojos. Mis ojos. Sí. Fue verdad: hablo de mí. No. Fue mentira: hablo de ti.
Gregorio S. Díaz "Desconsuelo"