—
Si no quieres venir conmigo, puedo
continuar solo.
—
Ah no, eso no.
—
¿Tienes miedo de quedarte sola?
—
Para nada. Tengo miedo de dejarte solo.
—
¿Qué?
—
Tú eres de esos a los que hay que guiar,
aunque seas el líder. A los que hay que susurrarle el objetivo. A los que hay
que agarrar de la mano para que no se den la vuelta en un determinado punto del
camino. A los que hay que insistirles en dejarse llevar y no corromper por las
preocupaciones.
—
¿Cuándo dejarás de hacer eso?
—
El qué.
—
Conocerme.
—
Cuando tú me conozcas. —Ella le guiñó el
ojo mientras cruzaba el río.
Gregorio S. Díaz "Fragmento: Las Crónicas de Nauzet II."