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3 de marzo de 2015

Salvaje

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Vive en los subterráneos de un bosque caracterizado por la humedad. Bajo la roca se siente seguro, en infinita paz.  No hay nadie que pueda romper esa tregua que existe entre él y la naturaleza: ella le ayuda a sobrevivir y le oculta y él hace todo porque ella siga existiendo. No hay más. Allí es donde recuerda que una vez tuvo contacto con otros de su especie, esos que ahora le consideran salvaje. Recuerda que una vez, una mujer, le tocó. Y siente escalofríos. No quiere más contacto. No quiere más dolor. No comprende por qué otros no siguen su camino. Su destino. Se entroncan en complicaciones que los llevan a dejar de brillar. Dejan de leer, viajar, comer, o estudiar, para una nueva vida comenzar. De peleas de gallos, de gritos y de poca lealtad. De dejar de brillar y prestar ese brillo a una nueva generación. Esa que hará lo mismo que sus padres. No tiene sentido, y a él llega entonces confusión. Será que el instinto se le quemó en el incendio que todavía arde en su interior. 

Gregorio S. Díaz "Salvaje"

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