Y de repente algo se introdujo en mi barriga y me la oprimía
y es que no lo entiendo. No. Me está
pasando lo que ya me pasó una vez. Esta vez es diferente, esta vez sé que me
puedo controlar, esta vez no haré nada. Esta vez soy más fuerte.
No era la comida. Ni el alcohol. Era una bola imaginaria
instala allá en mi pequeña barriga, haciendo que ni uno de mis músculos se
coordinaran bien, haciéndome daño. La bola fue creciendo, se ha hecho un hogar
en mi cuerpo, y no me deja comer, ni dormir, ni nada.
Esa esa bola imaginaria la que no me deja pensar en nada
más. Esa pelotita llena de nervios me tiene encogido el estómago así como el
corazón.
La pasada vez que esto me ocurrió y que esta bola fue mi compañera no me
enfrenté a ella, dejé que me ayudaran a echarla de mi cuerpo pero ahora estoy
luchando contra ella…y ganaré…porque aunque crea morir, será ella quien no
podrá soportar la tristeza.
Esa bola no es imaginaria, ni una pelotita de nervios, es
una pena de amor, y el amor no podrá con este corazón de piedra.
G.S. Díaz "Corazón de piedra"