He aprendido a no soltar toda esa rabia de golpe, a
controlarme y cuando lo haces te queda una sonrisita tonta en tu cara, al final
no es tanto como piensas, el mundo no se
acaba, no es tan complicado de digerir, entiendes que lo que ha pasado ya no se
puede cambiar, que hay que mirar y actuar en consecuencia con lo sucedido. Que
tal vez, si pasó, es porque sencillamente tenía que pasar, porque tenía que ver
la realidad, porque el destino quería que volviera a mi camino, el cual estaba
torciendo. Otra vez. Son esas las
señales que la vida te da, sólo hay que saber interpretarlas. Así que…para qué
enfadarse, cuando la felicidad está a la vuelta de la esquina, al alcance de mi
mano, porque estas señales me dicen que hay un nuevo comienzo. Un nuevo
principio.
G. S. Díaz "Señales"