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8 de mayo de 2013

Sólo un hijo se puede rebelar contra un padre

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Y si pensamos en un hombre fuerte y poderoso, que tenga todo el poder y que lo haga cumplir. Nadie le cuestionará mientras el posea la fuerza, las armas, los alimentos, el futuro. En definitiva, el control de todo. Nadie se le rebelará y los que lo hagan tendrán un mal fin. Pero ahí la clave de la vida, la llave del misterio. Ningún hombre podrá desafiarlo pero el que lo hace es su hijo. Ese por el que luchó para hacerse como he dicho con el control de todo, el que veló las noches de llanto, el que lo protegía cada día, el que lo recibía siempre con una sonrisa. Lo desafía él, sin saber todo lo que le ha dado o todo lo que ha pasado su padre para que tenga lo que tiene y él, ciego de amor, rabia o ira, no lo ve. El es hijo el que desafía siempre al padre, más nunca otro cualquiera lo podrá hacer. Y este padre, aun yendo contra todas las directrices que había impuesto, hará lo imposible para mostrarle el verdadero camino, volviendose él tambien rebelde de su propio gobierno. De su propio sistema, dejando que, poco a poco se venga a bajo. Y entonces lo destronan y pierde todo lo que tenía. Y, si le preguntamos, viviendo en una granja, en un pueblo, humildemente, te sonreirá y te dirá que no se arrepiente, pues todo lo hizo por amor a su hijo. ¿Que tan grande puede ser ese amor de padre e hijo? ¿Por qué no es mutuo? ¿Por qué, pudiendo elegir la misma vida, elige ir en contra de todo lo que un día le enseñaron? Porque es el hijo quien se puede rebelar contra el padre y no tener consecuencias. Si algún otro lo hace, jamás triunfará.

G. S. Díaz "Sólo un hijo se puede rebelar contra un padre"

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