Elegí perder y perderme entre las líneas de una vieja libreta de
instituto. Dejé de creer en lo que otros piensan como ciega doctrina. Decidí
vestir de otra manera, dejar de peinarme el pelo hacia arriba y tieso. Deseché
la idea de seguir llevando a cuestas esa camiseta azul oscuro de manga corta,
pequeña ya y desgastada por el paso los años. Quise escuchar otra música. Vivir
otras épocas. Recitar en público mis propias poesías. Intenté alejarme de la
realidad y vivir de la ficción de la única forma que sé: inventando historias
ideales. Elegí dejar de buscar a chicas sin corazón que dejaban el mío tiritando y esperar a que ella me encuentre, sea cuando sea. Decidí preocuparme por mi futuro, más que por mi presente, y el del
mundo. Gritar a los más de cuatro vientos las injusticias de un sistema de
clases totalmente desiguales e inmovilista. Cambié mis ideales y principios de
una mente dura y cerrada por el nuevo espectro que se abre ahora ante mi
rostro. No sé qué queda hoy en mí de ese que fui, supongo que más de lo que
veo, creo y siento, porque después de todo, lo que siempre he sido es mi propia
esencia. Y esa no cambia.
G.S. Díaz "Elecciones"