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16 de enero de 2014

Estoy enfermo

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Estoy enfermo. Me han diagnosticado una grave enfermedad. La peor que existe. Una de las pocas que no tiene cura alguna y tampoco se la espera. Nadie pierde el tiempo en investigar sobre esto porque, simplemente, es terminal, no tienen ningún remedio. Puedo decir, por tanto, que cada día muero un poco. Que a veces no tengo apetito y otras como como una hiena, sin parar. Que hay días que me da por llorar sin más, sin un porqué. Que camino triste, rezagado y mirándome los pies, pensando cuándo podría ser la última vez que haga algo que me apasione. Hay otros días en los que me conformo con el calor del Sol y soy feliz. A veces me torturo intentándolas comprender y las intento querer, pero es que esos síntomas de esta grave enfermedad no me dejan tan siquiera amarlas un poquito. No me dejan fijarme en lo que de verdad vale la pena, eso por lo que muchos dicen que viven. Me hacen sumerger en un mundo rutinario, en el que cuando suena el despertador uno quiere desaparecer, me hacen pensar tan solo en el dinero, el poder y la posicion social en un mundo sin valores ni conceptos verdaderos. La enfermedad no me permite disfrutar de los demás como me gustaría y de lo que pueden tener para mí, algo que aportarme. Estoy enfermo, sí. Y moriré. Pero tampoco espero vivir todo lo que me gustaría. Estoy enfermo y no hay salida. Me han diagnosticado la enfermedad de la vida.

Gregorio S. Díaz "Estoy enfermo"

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