Qué
extraña sensación. Puede que el mundo no se dé cuenta, pero a veces me percato
de las señales que me manda. O quizá tan solo sea una obsesión que mi cabeza se
inventa, trazando redes de telaraña que solo son pegajosas cuando las pienso,
inmerso dentro de mis ideas más que paranormales. Y es que tu nombre no hace
más que repetirse cada día, sea como sea, esté donde esté. En las canciones, en
las películas, en los libros que leo, en las palabras que escribo. Acto
seguido, una sonrisa se me escapa. Mi imaginación hasta divaga. Busca, supongo,
una posibilidad. Más tarde se topa con la realidad. Pero a pesar de todo, sigue
sonriendo. Y no entiendo el por qué. Pensando quizá en tu sonrisa cuando nos
miramos. Tampoco espero que tú me resuelvas el dilema, aunque yo tampoco lo voy
a hacer. Lo dejo en manos del tiempo. A los hilos que nos mueven como títeres
de una obra de teatro de la que nunca imaginé ser el protagonista, al menos de
mi propia historia.
Gregorio S. Díaz "Tu nombre"