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27 de noviembre de 2014

Llueve dentro.

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El otoño le ha quitado a mi corazón el calor, y éste a cambio recibe la humedad de una cortina de agua continua. Como si la lluvia no hiciera falta ahí afuera, llueve aquí adentro, como si yo fuera inmune a los resfriados que bombea la sangre a cada uno de mis rincones. Que las hojas marrones que caen de los árboles no tienen ya esa sabia que podía desinfectar, ni las hormigas se encuentran en la superficie para usarlas como puntos de sutura. Ni existen remedios caseros que remedien mi locura. No recuerdo cuál fue el último contacto que quiso abrazarme más allá de un emoticono. Esa es la causa de sentirme desamparado y solo, que he perdido la memoria y entonces me encuentro en mundo desconocido, sin saber trepar muy bien por la noria, buscando un rumbo, un sentido, a esto que llaman mundo y que yo llamo utopía. Pues que llueva, dentro o fuera. Existen las toallas y si no para, ya se cansará el cielo de derramar lágrimas. 

Gregorio S. Díaz "Llueve dentro." 

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