El otoño le ha quitado a mi corazón el calor, y éste a cambio recibe la
humedad de una cortina de agua continua. Como si la lluvia no hiciera falta ahí
afuera, llueve aquí adentro, como si yo fuera inmune a los resfriados que
bombea la sangre a cada uno de mis rincones. Que las hojas marrones que caen de
los árboles no tienen ya esa sabia que podía desinfectar, ni las hormigas se
encuentran en la superficie para usarlas como puntos de sutura. Ni existen remedios
caseros que remedien mi locura. No recuerdo cuál fue el último contacto que
quiso abrazarme más allá de un emoticono. Esa es la causa de sentirme
desamparado y solo, que he perdido la memoria y entonces me encuentro en mundo
desconocido, sin saber trepar muy bien por la noria, buscando un rumbo, un
sentido, a esto que llaman mundo y que yo llamo utopía. Pues que llueva, dentro o fuera. Existen las toallas y si no para, ya se cansará el cielo de derramar lágrimas.
Gregorio S. Díaz "Llueve dentro."