Imagina. Es fácil. La oscuridad del Sol, la claridad de la Luna que nos
ilumina. Imagínate, tú y yo. Solos. En mi habitación. La cama como un juego de
rol en el que tú eres la heroína que rescata al pobre loco que se lanza a la
aventura como el que se lanza al mar por tal de sentir algo, aunque sólo sea
frío. Imagina los besos de toda una noche. Los que se dan por querer, los que
arrastra la pasión. O los que queman en los labios. O esos que se escapan. Los
que se van, rodando. O todos esos que te puedo robar, aunque no sea ladrón. Imagina
tus manos sobre mí. Imagina las mías recorriéndote a ti. Piensa en los
escalofríos que me puedes provocar. Las ganas que existen entre el imán de dos
cuerpos de metal. Una noche roja para el corazón. Negra para el pudor. Gris para
el que duerme tras la pared. Que el aliento sólo se guarde al amanecer, cuando
el azul celeste nos obligue a dormir. Pegados, piel con piel. Sintiendo una
mutua desnudez. Para, cuando los ojos abrir, comenzar otra vez… ¡Imagina! ¡Imagínate!
Gregorio S. Díaz "Imagina"