Las palabras ya no sirven, ni las que se piensan ni las que se plasman en
el papel. Las sonrisas ya no valen porque de locos puede parecer. La vida sigue
siendo vida, más pesada eso sí. El tiempo sigue pasando de la misma manera,
aunque a veces eterno y a veces, primavera. Y si lo pienso bien, qué te voy a
contar que no sepas, que tú sabias lo que yo era y aun así me agarrabas la mano
cuando caminábamos por la acera. Incluso querías construir, a mi lado, una
carretera. Como si a mí alguien me quisiera. Valor a los detalles antes de que
todo se descompusiera. Maldición a los pensamientos sobre lo que yo era.
Aunque, bueno, al menos me sentí como uno más, como igual, como un cualquiera.
Gregorio S. Díaz "Como igual."