Me encanta cuando protagonizas la batalla de una tierra nueva. Cuando te
visto y te desvisto a mi manera. Te hago crecer, desde que sales de una casa de
madera medio derrumbada hasta que consigues liderar algo más que un ejército.
Ingenua al principio, te vas haciendo fuerte conforme el camino se vuelve
pedregoso. Dibujo tus huellas, perdóname si a veces te pongo en situaciones demasiado
comprometidas, es necesario para que aprendas al nuevo mundo en el que entras.
Hago que te enamores de algún desalmado que pasa por ahí, y así, haces que yo
me enamore de ti. Desconfías de todos pero siempre confías en la persona
equivocada. Muchos te ayudan y pocos creen en ti. Yo sí. Te vuelves toda una
mujer cuando llega el final. Curtida en las acciones peores. Aprehendidas
lecciones. Besos que ya no se regalan. Cuero que te tapa y acero que te
desgarra. Eres mi guerrera y no permitiré que te vayas. Hagamos un trato,
mientras escribo, yo te salvo y tú me salvas. Así los dos seguimos con vida.
Gregorio S. Díaz "Mi guerrera."