Con la tecnología de Blogger.

31 de mayo de 2015

Historia.

0 comments
Al principio la nada. Ni yo sabía dónde estaba. Luego los primeros homínidos recogieron el testigo de la evolución. Me convertí en cazador, herido por la subsistencia y el tiempo pasado. Mi prehistoria fue confusa y desértica, aunque es verdad que propicié miles de encuentros militares en distintas ciudades del entorno conocido. Hubo guerras que gané, más muchas otras perdí. Por Grecia, y sobre todo por Roma, os conocí. Por América os descubrí. Las primeras decepciones llegaron con la Edad Media, sus letras y eufemismos, así como cosas tan sencillas como el feudalismo. Cualquier cosa que no superáramos juntos. Las Españas se conformaron con ser solo una. Sin grandeza ni libertad, eso sí.  Y entre historias e Historias, sin querer, me enamoré de ti. Todo Romanticismo, Bécquer incluso Guerra Civil. Todo, que desembocó en Segunda Guerra Mundial y Guerra Fría. Derrotado, mis repúblicas se independizaron, llevándose todas algo de mí. Empecé a entender, que me tenía que volver a unir. A no entrar en ese choque de civilizaciones, que si no tienes enemigo no lo busques en cosas tan iguales. Y comprendí. Que a ti te amo por Mujeres. A ti por Juana. A ti por Cleio. A ti, amigo, por cómo eres. Y al tiempo que pasa tan deprisa, le digo que al menos nos deje escribir con letras de oro las páginas de toda nuestra Historia.

Gregorio S. Díaz "Historia." 

No hay comentarios:

Publicar un comentario