No era ese el trato: recuérdalo. Ni conversaciones fluidas, ni mensajes
bonitos y mucho menos revisión de todo el contrato. Solo huidas. Escapadas
nocturnas, como aquella, la primera. Casuales y causales, como todas. Crudas y
reales. Pasionales. Efímeras. Mañana ya no estaré. Al otro, tendré que pararme
a pensar tu nombre. Hasta que llegue mañana, no dudes, firmaré. Al otro, será
caduco el garabato de este hombre. Que tengo el corazón frío y el calor que tú
me das no da para más que hacer calmar a todo mi libre albedrío. Y si piensas
que es poco, así no es, tampoco. Otras
que pasaron por mí no tienen ni una sola de estas letras que tú tienes aquí.
Gregorio S. Díaz "Trato"