¿Te perderé a ti también? Son preguntas sin respuestas aclaradas,
entremezcladas en fracasos y ocasiones frustradas. Quizá algún día alguna se
enderezará. Lo cierto y verdadero es que te esquivo, a ti y al éxito porque
tengo miedo de su abrigo. Y del calor en tu nido. No quiero que viejas
historias se vuelvan a repetir, no quiero resucitar y a los tres días volver a
sufrir. Sí, a ti también te perderé. Porque perder se me da bien. Lo haré, por
no cuidarte. Por despreciarte. Por no tener palabras educadas para otras tan
cuidadas. Te perderé porque veo en mi ventana amaneceres del mañana, que no son
reales, sino que me invento para continuar cada día dándole a los pedales. Porque a la vez miro en la misma ventana de
los recuerdos que fueron y ahora tan solo son dos extraños que intentan jugar a
que se conocen. A que nada ha cambiado. Porque, como haré contigo, a ella ya la
perdí entonces. ¿De verdad te perderé? No sé si seré capaz de besarte más allá
de la oscuridad de mi habitación. Si lograré afianzar tu mano ante el populacho
cabrón. No sé por qué te tengo y sin embargo espero a que alguien me tenga.
Será porque vivo perenne en una película intensa. Aprendí que las cámaras y los
focos solo sirven al escenario de unos cuantos pirados que nos transmiten
guiones perfectos a los que amoldarnos. No, a ti no te puedo perder. Aunque
sepa de sobra que sí y que algún día no nos volveremos a ver.
Gregorio S. Díaz "A ti también te perderé."