A pesar de que aún creo, al menos teóricamente, en la lucha armada, voy a
practicar ante ti la noviolencia y te voy a combatir con mis manos desnudas.
Con mi piel confundida. Con mis venas, que son las decisivas. Las que
derramaron tanta sangre que acabaron por sanarse. Tantas veces que te hice el
amor y tú me respondiste con guerra… Mataste al Francisco Fernando con tu Serbia,
invadiste uniformada mi frágil Polonia. Derribaste los bombarderos que volaban
por tu espacio aéreo y que solo pretendían hacer explotar en tu carne nuevas
sensaciones, por tu cuerpo entero. Me desgarré en la guerrilla. Tirar a matar
antes de ver por la mirilla. Cómo iba a ver a la luz. Cómo iba a entrar, por mi
barricada, alguien. Te olvidé dejando mi sociedad militarizada, no sirvió para
pelearte de tú a tú, no sirvió para nada.
Ahora tengo una pancarta, las manos unidas a otras manos, que llenan las
plazas. Me sumo al cambio, al que deseo que se sume mi querida España. Te dejó
atrás, en los campos de batalla. En las trincheras desheredadas. Me decanto por
la diplomacia y por los amores que no disparan balas.
Gregorio S. Díaz "Noviolencia"