Ellos piensan así, es fácil de entenderlo: "Mi libertad es la verdadera y yo puedo hacer lo que quiero. Sin
embargo, tu libertad acaba donde empiezan mis huevos." Si no captas
esta guerra de dialéctica, no podrás alcanzar a ver la que se libra en la calle
auténtica. Que no solo se debe considerar contienda bélica a las bombas que
caen del cielo y a un rifle que se enfrenta a otro, portadas por gente sin
cerebro. No porque no lo tengan sino por lo poco que lo usan. Sigue dando la
razón a tu enemigo más perro, ese que te quita conciencia de clase y de serlo.
Sigue amparando a un estado policial que tacha de radical cualquier
reivindicación que vaya contra sus privilegios. Muerte a tus derechos, esos que
siguen manchados por la sangre de tus antepasados. ¿Qué cara pondrás cuando tus
hijos te reclamen dónde estaba tu sitio cuando había que defenderlos? Serán
esclavos gracias a este, tu silencio.
Gregorio S. Díaz "Tu silencio"