Despierto entre tormentos, algunas noches de frío
y mantas calientes. Son los sueños los que traen olvidados momentos y noticias
de alerta por nieve. Escucho los sollozos de un alma en pena, que llora y canta
en una esquina de mi cama. No sé de dónde sale, le pregunto y no sabe de dónde
viene. "Son estas tus canciones, querido,
las que canto en las noches, las que aún
no has escrito, llenas de mal de amores." Que para qué aparece ella,
le respondo. ¿Acaso no sabe respetar el descanso humano? Que se vaya y no
vuelva, que deje en paz al muerto por el que vela. "Tan necio y tonto, que aún no te has dado cuenta de que soy parte de ti
y de tu cuerpo. Que peso algo más de tres gramos y soy lo que quedará de ti
cuando expires el último beso."
A mi qué más me da quien seas, si no eres la que espero, coge la puerta
y la autovía. Márchate y deja dormir al vecindario. "Eres tú quien debe
dejarme dormir a mí, que si esta noche me presento ante ti es para que saques
de mí tu tristeza, que yo solía ser alegre y vistosa, llena de vitalidad y
positiva energía." Somos eres independientes, búscate la vida. "Soy tu alma y estoy tratando, ya que tú no
puedes, de resolver la tuya."
Gregorio S. Díaz "Alma"