Hoy me he dado
cuenta. Sí, hoy. Justo hoy. A decir verdad, lo he sabido ahora, cuando me he
parado a pensarlo, a pesar de que hace tiempo que ya lo sospechaba. Cuando te
he (re)pensado, sin pensarlo. Sin quererlo. Cuando, en la oscuridad, he cerrado
fuerte mis ojos. Tan fuerte que te he conseguido ver en esas manos, en esos
labios. Juraría que hoy, justo hoy, he vuelto a escuchar tu voz, aunque sé que
solo han sido imaginaciones mías. Tan inhibidos tenía mis sentidos que los he
tenido que llenar con tu presencia eterna, a la vez que ausente. Hoy me he dado
cuenta y lo he entendido. Hoy he recordado cómo tus abrazos a mis brazos
quemaban. Hoy, tras esa sensación de quemarte al helarte, he comprendido que en
realidad mis abrazos solo congelan. Y solo tú me puedes derretir. Solo tú, sin
duda alguna. Es un secreto que contarle al viento para que escape, pero que hoy
yo lo guardo en un cajón bajo tu llave. Es eso de lo que hoy me he dado
cuenta: que nunca más estarás aquí, que viviré sin ti, otra cosa es la muerte,
que no lograré ser feliz, que me conformaré con alguien con quien poderte
confundir.
Gregorio S. Díaz "Hoy"