Renuncio a todo lo que tengo. A
todo lo que soy. Renuncio a todos y cada uno de mis sueños, para cumplir los
nuestros. Renuncio a las ideas que me hacen querer desenterrar miles de cunetas,
al dolor a las injusticias que se cometen por todo el contorno del planeta. Renuncio
a las palabras de los que, políticamente, han sido, para mí, unos profetas. Renuncio
a los placeres del cuerpo. Al instinto. Al tacto. Al destino. Renuncio a lo que
un día quise convertirme y todavía no he sido. Al egoísmo que me ha tallado
desde que fueron egoístas conmigo. Renuncio a todo lo que un día imaginé y no
podré llegar a verlo. Renuncio a mis fueros y a todos mis privilegios. A mi
dinero. A los viernes de coche y colchón y a los domingos de fútbol. Lo cambio
todo por tus besos. Pero solo eso. Un fugaz y tenue rozar de labios. Un leve
suspiro. Y contar años. Viajes, metas, objetivos. Juntos, pero nunca revueltos.
Por sábanas calientes, envueltos, y un muro de hielo en medio. Absolutamente a
todo renuncio, y no sé si será demasiado alto el precio…
Gregorio S. Díaz "Renuncio"