Con esos interrogantes lo que me
estás pidiendo es que te salve. Sin quererlo decir pero diciéndolo queriendo.
Mueres porque te saque de ese círculo vicioso, de ese triángulo extraño forjado
con el pasado, de esa rutina imperante, de la vida que tienes, agobiante,
porque necesitas un receso, un tiempo muerto. Por eso quieres que te salve.
Porque respirar mi aire crees que podrá ayudar a sanarte. A recuperar lo que
perdiste. Que todo el tiempo perdido volverá en forma de ‘antes’. Me estás
pidiendo que te salve, ahora que he dejado de ahogarme y nado por la
superficie. Cuando estoy a flote. Me pides que te salve y cuando me viste ahí
abajo, no estuviste. No se te pasó por la cabeza lo fresco que sería mi aire ni
lo caliente que pudieran ser mis manos, ni que pudiera salvarte. Me pides que
te salve. Que esa historia ficticia ante el mundo, escrita a golpe de farsa, estalle.
Porque desde dentro no tienes valor a que explote y te irradie. Y que así
puedas perder algo con lo que es posible conformarse. Me pides que deje Historia
aparte, que con guante blanco atraque gasolineras y huyamos en un descapotable.
Que el vestido blanco puede mancharse. Me pides a mí que te salve, cuando ya
estás condenada. Impregnada en sangre.
Gregorio S. Díaz "Que te salve"