Jerez blanco

Brindo con este Jerez blanco por todo tu tiempo. Por los compartidos momentos. Por las horas de paz y desasosiego. Por las palabras, los besos, y la pasión que poníamos al amor que nos moldeaba en cualquier sitio que estuviera oscuro. Este trago va por las curvas de la salida sesenta y cuatro de una carretera que, creo, me supe de memoria. Algún día, prometo, desandar esos kilómetros, mientras canto tu himno. Solitario, recorreré todos los monumentos de nuestro pasado. Los lugares que guardan los fantasmas de nuestros cuerpos. Y le pondré flores al cementerio donde nos forjamos a fuego. Pintaré la fecha de vida y muerte, y escribiré una esquela, recordando aquel momento de la línea del tiempo que nos puso cerca y no tan lejos, como siempre ha querido y ha hecho. Brindo con tu vino por los mundos opuestos. Por la lucha eterna en favor de los oprimidos. Por las lecciones una vida que, ahora, se ve mucho más sencilla. Sin medias tintas, ni tantas dudas. Aunque sea a destiempo. Mal, tarde y con demasiados remiendos. Que el miedo a caer terminó por empujarnos a un precipicio del que nunca ya podremos salvarnos. Solo quedará la complicidad eterna, atravesada por espacio, tiempo y distancia. Caerse estuvo bien, para decir a viva voz: mereció la pena haberte vivido.

Gregorio S. Díaz "Jerez blanco"