Si afinas el oído, suena la misma
música. La que se pierde en el tiempo. También puedes escuchar los mismos
ritmos que, traídos a este momento como si fueran nuevos, les dan vida a otras
letras. Si te fijas bien, el balón rueda por donde siempre rodó, a pesar de que
ahora lo haga sobre una alfombra verde y antes lo hiciera sobre un desierto
pedregoso y marrón. Esos pasillos, los mismos, no se han ido ni destruido.
Siguen ahí, con nuevos inquilinos. Los dos pilares siguen siendo nuestros. Mis
pasos, por ellos, más tranquilos. Más seguros. Mi silbido, lamentablemente, ha
fallecido. Hay unas normas y ahora las superviso. Si se lo hablas claro a tus
sentidos, es la misma carretera. El mismo oxígeno. El mismo cielo. Pero, sin
embargo, aunque todo sea como siempre, todo es como nunca. Otras palabras,
otros besos, otras caras. Si puedes imaginarlo, puedes vernos. Como fantasmas.
Por los mismos sitios. Como si nuestra alma se hubiera quedado impregnada en cada
palmo de tierra que, de la mano, hemos pisado.
Gregorio S. Díaz "Si le hablas claro a tus sentidos"