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9 de septiembre de 2012

Soldado

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No sé si aún ella piensa lo mismo. Si aún hoy se acuerda de aquel acuerdo al que llegamos, porque yo, yo no lo he olvidado. Pasa el tiempo y aquí estoy, como prometí. Sé que no debería obsesionarme pero es a lo único que me puedo aferrar en estos días de sin saber. Es la única luz que he visto a lo largo de mi recorrido, que siempre ha sido bajo tierra, en un túnel. Por eso mi moral no decae, prefiero esperar, porque las cosas que van despacito son las que mejor se engranan, porque no hay mejor sensación que ver cómo ese pequeño sentimiento va creciendo y evolucionando, despacito, sin prisa y cada vez haciéndose más mayor. Es algo a lo que aspiro y en lo que no dejo de pensar e imaginar miles de cosas que no han pasado pero que gustarían que pasaran. Y si todo no es así, regresaré como un soldado derrotado al volver de su misión: con la cabeza bien alta y una sensación de desolación, pero con una sonrisa, porque aunque no lo consiga me quedará el orgullo de poder decir que jamás me rendí, que jamás perdí la esperanza, y que, por supuesto, lo intenté hasta morir.

G. S. Díaz " Soldado"

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