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31 de octubre de 2012

Punto de inflexión.

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Es bonito cerrar los ojos y creer que nada ha cambiado. Es bonito intentar creerlo. Porque, si no fuera por el tiempo y las experiencias vividas, ¿Qué tiene de diferente? Pero para qué engañarnos: todo es distinto. Todo ha cambiado y por mucho que quiera aferrarme, esa es la única realidad. Porque tengo que avanzar, mirar adelante, agarrar de la mano a la persona que se encuentra justo a mi lado y dejar lo pasado en el pretérito, que aunque éste vuelva, como siempre lo hace, si lo olvido, el comerse entonces otra vez la cabeza no tendría sentido.

Puede ser que la felicidad esté detrás de esa puerta que no llego nunca a abrir porque el recuerdo me lo impide, pero, digo yo, si ya hasta en los sueños pierdo al intentar volver, puede que sea una señal. Puede que sea esa la señal que estaba esperando, que me dice que no espere más, que deje de desesperar, que ya todo irá bien. Y yo la creo, la tengo que creer, porque si no, ¿Qué sería de mí? Tengo que renovar mis ilusiones y quitarme ese deseo que no muere, que me dice que es posible. Pero el destino nos lleva por caminos opuestos, ahora sólo me queda superar los obstáculos que encuentro por mi sendero, sean los que sean. Puede que sea éste el gran punto de inflexión en mi vida, el que marque un antes y un después. El que por fin me catapulte a lo que aspiro y por lo que llevo esperando tantos años.

G.S.Díaz "Punto de inflexión"

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