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22 de noviembre de 2012

Sobre la corrupción, las mentiras y la Resistencia.

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Uno de los ideales de los Aliados, y sobre todo, de los Estados Unidos de América en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), era la libertad. Los soldados yankees eran los “salvadores”. Invadieron Europa y el Pacífico, liberando cada pueblo a su paso y ciudades tan importantes como París (Agosto 1944) de las manos del nazismo cruel y fiero del Tercer Reich Alemán liderado por Adolf Hitler. Y no olvidemos, y no seamos europeocentristas, también libraron Asia y el Pacífico de las garras del emperador Hirohito, dos ejemplos de gobierno férreo y dictatorial y de una doctrina fanática del nacionalismo, tan de moda en la primera mitad del siglo XX.

Cada soldado aliado, independientemente de su nacionalidad o condición social, luchaba, moría y era herido por la libertad, para parar los pies a estos dictadores que habían ido contra la Declaración de  los Derechos Humanos, que no habían respetado los preceptos de la libertad constitucional sino que la desvalijaron, oprimiendo al ciudadano e implantando el terror en cada día de vida.
Después de que la Guerra tomara un cambio de dirección tras días tan importantes como el Día-D o la toma de Iwo Jima, Estados Unidos salió victorioso a la cabeza de los Aliados, imponiendo de nuevo “su” libertad, aceptando también las condiciones que Stalin a la cabeza de la URSS imponían los territorios de nueva ocupación.

No, ahora no estamos en los años 30 o 40, no estamos en una guerra declarada, más bien, diría yo, una Guerra Sumergida, así como la economía lo está. No hay, por suerte, una ultraderecha nacionalsocialista que domine el mundo  a pesar de haber indicios de ella. Estados Unidos no lucha por la libertad de los pueblos ni por su bien, sino por su propio interés, por el control de las nuevas zonas, por el Neoimperialismo, apoyando a dictadores que los apoyan en sus planes, excusándose en la democracia para intervenir en algún país o haciendo campañas contra aquellos que no piensan como ellos y que están dispuestos a enfrentarse a ellos.

Veo un rebrote nacionalsocialista en cuanto a elementos de control por parte de los yankees contra todo el mundo se refiere.  Es ahora cuando nosotros tenemos que luchar por nuestra libertad, es hora de convertirnos en soldados, por la paz, por el futuro y por el bien del mundo. Que ya nos tocará a nosotros ser corruptos y que nos cambien, como lo vamos a hacer nosotros con la élite actual, porque la Historia siempre se repite…Es hora de montar la Resistencia. La Quinta Columna. Es tiempo de lucha, sacrificio y victoria.

G. S. Díaz "Sobre la corrupción, las mentiras y la Resistencia"

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