Somos los antagonistas del cuento de nuestra vida. Tú eras la buena y yo el malo. Tú la mala y yo el bueno. Como el coyote y el correcaminos, como Piolín y Silvestre. Estábamos predestinados. Destinados a encontrarnos y separarnos. Eternamente. No podemos vivir el uno sin el otro, no podemos estar juntos pero tampoco separados y es una cosa que ambos sabemos. Pero nos empeñamos en no creerlo, en hacer de todo menos lo que queremos, porque el tiempo nos ha cambiado, porque las circunstancias se han vuelto en nuestra contra, porque nos han ocurrido cosas que, respectivamente, odiamos. Algún día nos volveremos a encontrar, como siempre, y será hora de valorar lo pasado. Será tiempo de ver si las cosas que ahora importan y que nos alejan, dejarán de importar para nos unan. Puede que sí o puede que no. Lo certero es que ya nada se puede cambiar, que lo hecho, hecho está. Y a lo hecho, pecho...
G. S. Díaz "Antagonistas"
