Los hechos y los gestos se pierden en el tiempo, se recuerdan o se olvidan. Se magnifican o se dignifican. De ellos te puedes arrepentir o no. Mirarlos con dulzura y melancolía o con rencor y frialdad, pensando qué pudo pasarte por la cabeza para cometer tal locura, tal hecho tan grande que demostraba tanto que ahora no es más que un hecho grande pero que no sirve de nada. Las palabras nunca se perderán, por más que el tiempo pase sobre ellas la tinta de la memoria no se borrará, unas palabras escritas por uno mismo siempre tienen un buen lugar en el recuerdo. Puedes recordarlas con todos los adjetivos posibles, tanto buenos como malos, pero son más que los hechos. Aunque te arrepientas de ellas, ahí están, contemplando lo que una vez fuiste. Las palabras, aunque se las lleve el viento, son más nítidas y menos borrosas que los gestos, estos por mucho que demuestren, acaban cayendo en el pozo del olvido, ese pozo en que las palabras no tienen cabida.
G. S. Díaz "Palabras y hechos"
