Querida mía, dos puntos.
Te escribo estas líneas para saber qué haces, cómo te va.
Quiero que sepas que sigo estando ahí, a tu lado, como siempre, cual fantasma,
cual demonio o ángel, lo que prefieras, sobre tu hombro. Allí tienes mi mano
para solucionar cualquier problema. Yo también te noto aquí. Supongo que es
normal, que somos uno en dos, y que eso jamás cambiará. Es una buena manera de
estar conectados, ¿no crees? Mejor así que de cualquier otra forma: por más lejos
que estemos, un hilo unirá nuestras mentes. Y que voy a pedir más, es todo lo
que necesito de ti. Y creo saber que es recíproco. Porque no importa lo nuevo,
lo que ahora nos enaltece o desvanece cada minuto, lo que nos hace llorar o
reír. Lo que de verdad importa es tener un hueco para cosas como esta escribir.
Y puedo jurar que lo haré cada día especial de cada año que el tiempo decida a
la humanidad otorgar. Hasta el final. El hilo no se va a cortar. Lo sé. Qué
locura ¿no? No. Sí. No sé. Da igual. Es una buena manera de continuar, es un
bonito, lento y dulce final.
Gregorio S. Díaz "Querida mía, dos puntos"