Sucedió cuando era más joven, cuando era un inexperto y apenas sabía de las experiencias de la vida. Ella llegó a mí como una
estrella fugaz, rápida, victoriosa y sagaz. Con su sonrisa que no dejaba de
deslizar, con su mirada esmeralda que me hacía babear. Recorrimos las calles
heladas, cada fin de semana. Compartimos mano mas nunca un beso. Nos escondimos
de su mundo y del corrosivo tiempo. Fue en febrero sí, cuando las candelas
arden, con el humo en el aire, cuando sus labios le hablaron a los míos. No
supe qué hacer, cómo actuar, fue la mejor sensación del extinto Nunca Jamás. La
música entonces retumbó en mis oídos, el alcohol de mis venas se duplicó y
repartí besos de los que no me acuerdo.
Gregorio S. Díaz "Sucedió"