Un
limón, medio limón, a dos limones, medio limón:
Como
si predijera el futuro, caminando hacia adelante en el tiempo, empezó. Un juego
que era algo más que un juego, temiendo perder aun sin arriesgar. Ganando poco
a poco. Sin velocidades ni prisas. Cuando ya los fantasmas volvían a aparecer
sin saber por qué. Cuando no dejaba casi ningún resquicio a creencia ni fe.
Como una prueba más del destino caprichoso.
Dos
limones, medio limón, a tres limones, medio limón:
Un
“hola”. Cuatro sonrisas. Dos besos. Un pisotón. Un “Au” silencioso. Disculpas
aceptadas. Licor rojo primero, marrón después. Miradas y anécdotas. Mi cabeza
girando en torno al mundo. En torno a ella. Vasos de chupito. Sonrisas
irremplazables. Fechas en la mente. Camino largo de su mano que se queda a la
mitad. Media vuelta y uno que va a soñar. Y a olvidar para, por la mañana, no
poder recordar.
Tres
limones, medio limón, a cuatro limones, medio limón:
Extraño silencio que no nos atrevimos a romper. Situación incómoda bien resuelta. El sofá llenaba de sueños a nuestros dedos que formaban puzzles de caramelo. Perdimos la partida, pero jugamos los dos. El pijama contrastaba con mi camisa, esa que quedó embriagada por completo de un perfume de manzana imposible de olvidar. Y entonces, desperté. Sonreí. Ni un beso, ni una palabra, pero ya había caído de bruces ante ella. Inevitable. Impredecible. Ilusión. Obsesión también. Algo diferente. Mi chupito de medio limón.
Extraño silencio que no nos atrevimos a romper. Situación incómoda bien resuelta. El sofá llenaba de sueños a nuestros dedos que formaban puzzles de caramelo. Perdimos la partida, pero jugamos los dos. El pijama contrastaba con mi camisa, esa que quedó embriagada por completo de un perfume de manzana imposible de olvidar. Y entonces, desperté. Sonreí. Ni un beso, ni una palabra, pero ya había caído de bruces ante ella. Inevitable. Impredecible. Ilusión. Obsesión también. Algo diferente. Mi chupito de medio limón.
Gregorio S. Díaz "Medio limón"