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10 de agosto de 2014

¿Mariposa u hormiga?

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Mariposa no podía más. En su mundo, allí arriba, lleno de flores, tallos altos, aire, cielo y colores, no podía seguir. Sus alas habían sanado ya demasiadas veces, dejándole cicatrices. No se había acostumbrado a la rutina y al ritmo del ciclo de la vida. Comprendió que siempre iba a perder, y lo que quería era ganar. Entonces sucedió. No hizo falta mudar sus alas, que volara por otros derroteros. Tan solo cambió su mundo. Allí abajo, entre la tierra, las piedras y las lombrices, Hormiga la esperaba, como ángel que caía de las nubes, con las manos abiertas. No esperaba de la vida más que trabajo, caminatas y peso en sus hombros con el fin de salvaguardar a su comunidad. Pero se salió del camino. Se fugaba con Mariposa. Ella llegaba con vuelo de rasante, y la cogía de las manos. Hormiga pudo ver su mundo desde otra perspectiva. Pudo sentir el viento en la cara. Los rayos de Sol que le quemaban. Pudo sentirse libre. Pudo sentir. Pudo. Mariposa, al ganar, le soltó. Sin previo aviso. Hormiga entonces entendió que dos mundos tan diferentes no pueden interaccionar. Y tuvo que soportar su duro trabajo, para el que había sido predestinado, pero sin sus dos manos. Las perdió en la caída.

Gregorio S. Díaz "¿Mariposa u hormiga?"

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