Las comparaciones son odiosas, o
eso dicen, pero pueden servir de mucho, sobre todo si es para mirar hacia
delante. Si lo pienso detenidamente y dos veces, el verdadero dolor solo hizo
acto de presencia una vez. Como el amor. Lo demás, réplicas con menos potencia
y fuerza. Mi corazón latía tan fuerte cuando de nuevo el destino la ponía en
frente de mi camino al salir, que mis manos comenzaban a sudar, mis
pensamientos a intentar esconderse, mis ojos a intentar disimular y buscar un
refugio en el horizonte, mis piernas tiritaban y se creían regalices. La lengua
se trababa por horas y no salían palabras coherentes de una boca que no podía
pronunciar bien, pero que gastaba en papeles la tinta. Contigo…contigo el
corazón ni se inmuta.
Gregorio S. Díaz "Comparaciones odiosas"