Veinticinco. Jueves. Mil cuatrocientos
sesenta días, contados. Se quedan cortos, debería añadir muchos más, que
también los pasé a tu lado. Antes y después. No parece verdad que el tiempo
pase tan rápido, que ya esos viejos pasillos han quedado atrás. Los silbidos,
los besos y la juventud. Años y años de lento reloj, que nos acercan al ataúd.
Experiencias y sensaciones. Tonterías y decepciones. Abrazos, enfados y
reconciliaciones. Vida programada antes de ser iniciada. Estaba bien intentar
imaginarla. Que me quitaste las cuerdas y esas ataduras. Que provocaste
accidentes en todas las salidas. Sangre y dolor. Pero dolía más y mejor que las
nuevas heridas, que son superficiales, que provocan náuseas y rayo de barriga. Pero no más. Tus huellas seguirán marcadas dentro. Y
cada jueves veinticinco, un poco más. No porque eche de menos, sino porque se aleja el
recuerdo en el tiempo. Y ya no sé si dueles o no me acuerdo.
Gregorio S. Díaz "Veinticinco"