Qué pena tener
que olvidarte, pensé una vez. Qué pena. Qué pena de verte así de sola después,
a pesar de todo, pensé. Me sentaré a su lado, pues. Qué pena. Que si soy el
antagonista de una película que volviste de terror. Que si soy el malo del episodio
anterior. Que si deseos y favores. Que si palabras y mentiras. Carencias. Qué
pena, de verdad, qué pena. Y entre el caminar de puntillas, los ojos al otro
lado, arriba la barbilla, mano al pelo, mirada al revés, una sonrisa falsa y a
por un nuevo interés. Qué pena. Qué pena no haberme dado cuenta. Qué pena haber
tenido que olvidarte, sí, pero más pena me da que solo ya me des eso. Bravo, de
diez la patética actuación. Que le pregunten a tu almohada, a ella seguro que
sí le das pena.
Gregorio S. Díaz "Qué pena tener que olvidarte"