Qué ingenuo me encuentro
cuando mendigo amor por un trozo de pan. Buscando a quien me quiera cuando, a
las que lo hicieron, les di la patada. Y ahora no quiero ser juzgado por tanto
mal, como si el daño que hice no tuviera un día que reventar. Que quiero ser
tratado como a un igual. Mírenme señoras
a las que engañé. Ríanse, señoras, a las que mentí para seducirlas. Cúreme,
vida, que sino no tengo nada que hacer. Ámame tú, señora, cuando estés
dispuesta. Odiadme por no valorar y no sentir. Queredme por eso mismo.
Maldecidme porque robé vuestro corazón, recordadme porque abrí vuestra caja
fuerte. Y fue ahí cuando tras miles de aciertos, perdí mi suerte. Dibujé mi
muerte. Tan joven pero ya tan inerte…Que no es culpa vuestra sino mía, por
creer que siempre algo nuevo los días me traerían.
Gregorio S. Díaz "Señoras."