Reconozco que a veces es difícil no dejarse llevar por el rebaño. Estar en
mitad de él y saber que todo hacia donde caminas es una mentira, y aun así
seguir el camino. Porque cuesta vivir remando a contracorriente. Cuesta salir
de la caverna, pero cuánto se echa de menos. Al menos sin saber, uno era feliz.
Nunca quise ser un borrego, pero los demás hacen que me seduzca el pastor y yo
sé que no quiero. Esa magia viene de tantos sitios y es tan débil pero tan poderosa y tan peligrosa
a la vez, que millones de alemanes la siguieron y acabaron cadáver. Y porque el
pastor que cuentan no vive, y si vive, no es aquí, que sino…habría otro diluvio
y el fin para todos.
Gregorio S. Díaz "Rebaño"