Tú. Tú que llegaste como un rayo, llenando de ilusiones la plaza de un
pueblo harto del paso de los años y, con ellos, los daños. Tú, que alcanzaste
una nueva imagen de un contemporáneo país. Que dejaste atrás el mito y los
restos de un antiguo imperio sin pedigrí. Que tomaste las riendas de lo que
tenía que ser un estado, rompiendo con la poderosa iglesia, apostando por la
cultura y el ciudadano. Tú, que repartiste unas tierras a precio de oro a
pobres jornaleros. Tú que, aunque burguesa, diste a los oprimidos una
esperanza. Tú, que te tornaste en caos y revolución social, de la mano de un
pueblo unido en el Frente Popular. Tú: mágica, imperfecta. Histérica.
Histórica. Tú, República. A ti, que te derrocaron disparos y militares. A los
que te defendieron, y a los que te negaron por cobardes. A ti, República, que
aún tu tricolor cuenta. A vosotros, héroes, que seguís pidiendo justicia en
cunetas. Y a ti, querida España, no sé dónde te dejaste la conciencia de lo que
está bien y lo que está mal. Dónde dejaste la honra de la que un par de siglos
hiciste gala. Que permitiste en tu nombre, los crimines más crueles. Que no te
enteras, que sigues estancada.
Gregorio S. Díaz "República."