Qué fáciles son las musas que te cuentan miles de sus secretos al oído,
susurrándote, lento, palabras de castigo. Todos esos planes e ideas que parecen
vislumbrar, que no desarrollan, que te dejan a medias porque no van a compartir
contigo lo que guardan con recelo. Me encienden cuando asoman y revolotean, con
sus alas coloridas, a la altura de mi cabeza, que no sabe dónde verlas. Me
hacen perder toda esperanza y mi cordura. Hablan bajito entre ellas, ríen y no
me consuelan, me atan con sus besos, manos y cuerdas ciegas. Me aprietan. Cogen
mi pelo, mi sangre y mi aliento. Hacen un brebaje del desconsuelo. Se jactan de
que tienen que dar de beber a otros artistas, para frenarlos en seco, con uno
solo de mis recuerdos…
Gregorio S. Díaz "Musas."