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29 de julio de 2015

Rastro de piedras.

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 Al mirar alrededor, al girar sobre mí mismo, entendí que me había quedado solo. Que me había perdido, que me había roto y que de volver a la ruta no había ningún modo. Dicen que improvisando se vive mejor, pero no saber lo que te viene no es la mejor elección. Búhos de noche ululando al extinto dios, ojos brillantes que acechan en bosques salvajes y morados. Ríos plagados de muerte y sangre. De peces y aves. Ropa mojada, mochila llena de piedras, una por cada error que cometí y tropecé con ellas. Había tenido la manía de ir soltando una cada mil pasos, por si alguien encontraba un patrón y me encontraba antes del ocaso. Pero vi tantos de estos como mañanas. Sé que alguien me seguía y no era precisamente alguien con quien poder salir de allí, una guía. Así que vacié la mochila. Otra vez, ya no podrá seguirme. Otra vez, yo ya solo tropezaré con las nuevas piedras que me encuentre.

Gregorio S. Díaz "Rastro de piedras"

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