Añoro lo que nunca sucedió, porque sé que fue real, pero se nos olvidó. Bailamos
al ritmo del rock and roll y del blues, todo gracias al vinilo negro del final
del bar, aunque no estabas muy segura tú. Dijiste que no entendías qué hacíamos
allí. Cincuenta años antes de lo que nos iba a tocar vivir. Déjate llevar, me
oíste decir. Besamos la noche, entre la arena de la playa. Tu mano en mi pelo y
entonces supe que eras tú, ella. Lástima que llegara la lluvia, la marea y la
tormenta. Te perdí entre los rayos de luz y el sonido de los truenos. Cuando
abrí los ojos, el traje y la corbata me vestían por completo, el maletín a un
lado y el tráfico de los coches allí abajo. Habría estado soñando. Aquel mismo
día me encontré a una chica igual que tú, en el ascensor. Ahora sé que de
verdad eras tú. Lo que pasa es que perdimos la memoria, dejamos en la playa y en
aquellos años toda nuestra historia.
Gregorio S. Díaz "Se nos olvidó"