Ya no aportas nada a este corazón que antes se hacía grande con solo
mirarte. Solo recuerdos de una vida tan pasada y antigua, que ya no sé en qué
cronología encajarte. Para qué mentir, ya no somos los de antes, ni mucho menos.
La ciudad tiene esas cosas, nos vuelve mucho más pequeños. Ya no eres aquella
niña, yo ya no soy aquel niño. Hombre y mujer, que se han perdido el uno del
otro la llegada a la madurez. Hace tiempo que ya no escucho aquellas canciones.
Tampoco me obsesiono en cómo estará mi pelo. No hago caricias, ni regalo besos.
Dos desconocidos. Es lo que somos. No sé si te has fijado, pero hasta el acento
te ha cambiado. Lástima, ya no usas aquella colonia que me descolocaba y me
mecía. No entiendo por qué demonios te olvidaste de ser aquella chica que solo
se preocupaba por sonreír. Ya no se dibuja en tu cara. Sonrisa falsa. Te
regalas, porque así te crees fuerte. Independiente. Es por eso que visitas la
noche, cada día que surge. Que ya ni si quiera te acuerdas de mí, logras fingir.
Como si se te hubiera olvidado ser feliz. Tu verdad es fácil de adivinar, pero
está bien, me la callaré. No sé quién te cambió, pero míratelo. Sigue buscando.
Sigue rascando. Buscando tu premio. Sigue, eternamente, haciéndolo. Por Dios,
no te pares a pensarlo, no. A pensarme.No por favor, no pienses aceptarlo. Aceptarme. Decirlo. Volver a querer. Volver a hablarme.No lo
hagas. Ni ahora, ni dentro de cuatro años. Que yo lo hice y no sirvió. Que quizá este
fue el último punto de inflexión. Deshacer la distancia para unir algo que estuvo
unido y no tuvo fin. No hay que estar muy atento para aceptar que ya no nos
pega ni el pegamento. Que ni letras me salen ya para tus sentimientos. No
saldrá ni una más, para ti, a partir de este momento. Y yo, listo para un nuevo
enfrentamiento, lejos de ti y de tu mortal cemento.
Gregorio S. Díaz "Quién te cambió"