Tendrá que ser por lo azarosas que son las decisiones. Tiene que ser por un
capricho del destino. Tiene, tiene que serlo. Porque si no, ¿qué sentido
tendría salirse de la carretera? No es una huida hacia el bosque, a la carrera.
No me persiguen muertos vivientes, ni vivos que poco a poco mueren. Seguro que
no será perder el tiempo, el año. Sabático no me gustaría llamarlo. No me voy a
estancar. Si tengo que pasar el invierno bajo este puente, lo afrontaré con la
elegancia que hace gala este errante. Volveré cuando pase el verano. Magullado,
desharrapado. Barbudo. Pero no loco, ni tieso. Medio muerto tampoco. Es cierto,
hacerse a la idea no es fácil. No lo fue, ni mucho menos, la de alejarse de la
ciudad. La cuestión es sobrevivir y a mí no me toca otra que hacerlo aquí y
así. Tiene que ser por azar, prometo. A ti que manejas las riendas te digo que
tiene que serlo. Yo qué sé para dónde me llevas. Tú lo sabes más que yo, que no
entiendo nada.
Gregorio S. Díaz "Tiene que serlo"