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13 de abril de 2016

Que fue.

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Qué fue de todo aquello que un día imaginamos. Se esfumó como el sueño de cada mañana, como las briznas del fuego en el que nos quemamos y con las que dibujamos historias para no dormir dentro de mi cama. Qué fue de aquellos primeros besos. De las promesas de excesos y del para toda la vida. Qué ingenuos fuimos al creernos todo lo que nos decíamos. Todo lo que nos escribíamos. Como si no fuera a terminar ningún día del resto de nuestros días. Como si fuera eterno con solo decirlo. Con solo prometerlo. Qué fue de la pasión y las ganas, si ya no recuerdo cómo se llamaban, si yo leía sus nombres en tu cara. Qué fue del futuro, ese que parecía escrito y al que le cortamos las páginas como si fueran alas. Qué fue del mundo aquel en el que crecimos y por qué ha cambiado tanto en tan solo un par de suspiros. Porque solo han sido dos. Qué fue de ti, que perdida estás en el tiempo. Qué fue de mí, que perdido estoy, aunque no sé dónde, en todo momento. No solo te perdí a ti, se fueron muchas otras. Tú, sin embargo, sigues doliendo aquí. Ya no en el pecho, pero sí en el recuerdo. No solo me he perdido a mí, sino que no volverá el que una vez fui. Ese que tenía todas las partes bien proporcionadas. Ahora unas se caen, otras se tuercen y ya no encajan. Como si la Muerte avisara. Como si me degradara. Qué fue de ti y en que te has convertido. En todo lo que no querías ser. En todo lo que dijiste que nunca te convertirías. En lo que nunca quisiste ser y dijiste que odiarías. Lo sé, no importa, hay promesas que no se pueden cumplir, eso ya lo escribí una vez. ¿En qué me he convertido yo? No lo sé. En una sombra de lo que siempre quise ser, tal vez.

Gregorio S. Díaz "Que fue" 

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